Uno de los grandes desafíos de ‘Fleurs locales’ tiene una vertiente doble: definir, qué entendemos por semilla autóctona en el proyecto y conseguir obtener esas semillas nativas (o mezclas) para sembrar en las distintas fincas piloto y proceder a su investigación.
Por ello, tras meses de trabajo, se ha publicado un primer documento en cuatro idiomas (español, francés, inglés y portugués) con los resultados de la revisión bibliográfica sobre especies nativas aptas para los agroecosistemas en las condiciones mediterráneas. En esta línea, se han identificado las semillas disponibles en el mercado y se han seleccionado las especies más prometedoras en función de las especificaciones de la restauración en cada lugar.
Para contextualizar el proyecto, una de los consensos más importantes fue la definición de semillas nativas que se diferencian de las locales o nativas. Resumida, sería:
Las semillas nativas son aquellas que se usan en un proyecto de restauración como “el material de reproducción procedente de la flora autóctona que se recolecta lo más cerca posible de la zona de intervención y que mantiene las características fenotípicas y genotípicas de las poblaciones silvestres de la zona”. En este sentido, el documento señala que “autóctono no es sinónimo de nativo, ya que algunas especies pueden ser nativas de una zona, pero también mostrar características seleccionadas por las personas o rasgos de otras áreas biogeográficas”. Por último, detalla que “nativo tampoco es sinónimo de local, ya que nuestros paisajes albergan un número importante de especies introducidas procedentes de otras áreas biogeográficas”.
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