Un viaje de conocimiento es lo que realizó en noviembre el equipo de ‘Fleurs locales’ en su objetivo por recuperar espacios degradados con semillas nativas. En este caso, el descubrimiento fue doble: por un lado, un caso de éxito, el de HEPIA, perteneciente a la universidad suiza que lleva más de una década trabajando con semillas nativas; y, por otro, el viaje permitió que los diferentes miembros se pusieran caras e intercambiaran información, ya que este fue el primer contacto presencial desde que arrancara el proyecto. Ambos trayectos resultaron más que satisfactorios.

Durante tres días, los profesionales de ‘Fleurs locales’ aprendieron de la experiencia de HEPIA en la selección, siembra y puesta en valor de las semillas nativas. Fueron diversas las lecciones obtenidas, pero entre ellas destacan la importancia de la trazabilidad compartida en cadenas valor o la de tener una metodología compartida y alimentada con actores variados de la cadena que abarquen desde la recolección a la disponibilidad para la venta de la semilla.

Además, gracias a este viaje se ha reforzado la apuesta de ‘Fleurs locales’ por trabajar con grandes proyectos que aseguren cantidad y variedad también disponible para pequeños compradores.

En cualquier caso, la principal conclusión es que el viaje fue un revulsivo para seguir trabajando, con paciencia, pues los resultados no son inmediatos. De hecho, los diferentes grupos de trabajo técnicos de ‘Fleurs locales’ han añadido a sus acciones parte de lo aprendido, como introducir criterios de selección de especies en base a los objetivos de restauración o la necesidad de incluir especies que ayuden a objetivos no botánicos de la restauración.

Cómo generar valor añadido

Uno de los grandes desafíos de ‘Fleurs locales’ es llevar al mercado el valor añadido de estas semillas nativas para recuperar espacios degradados. Las pistas que dio HEPIA pasan por la creación o apoyo de marcas conjuntas o decálogos compartidos para unificar esfuerzos y criterios en toda la cadena de valor, así como crear alianzas con entidades sociales, ya que el consumidor identifica mejor los beneficios sociales unidos a un coste mayor. El caso suizo, por ejemplo, colabora en la producción de las semillas nativas con una organización de integración laboral de colectivos vulnerables.